La experiencia de la pandemia nos ha desafiado a todos, y muchos hemos experimentado emociones muy fuertes que nos han hecho sentir remolinos mentales. A continuación les quiero presentar un mapa sencillo de las áreas psicológicas que debemos cuidar para alcanzar la paz mental.
- El primer pilar es el sentido de propósito. Esto quiere decir tener objetivos que entusiasman y que plantean rutinas y actividades diarias que hacen sentir que nuestra vida avanza hacia un destino. Encontrar sentido a la vida es una responsabilidad personal que uno no puede delegar a nadie. Quizás este ejemplo ayude: cuando subimos a un auto y ponemos una dirección en el Waze, si doblamos en la calle equivocada, el aplicativo nos señala que estamos perdiendo tiempo y gasolina, cosa que no pasaría si no tuviéramos un destino marcado. Solamente cuando marcamos objetivos, podemos estructurar mejor nuestro horario y evaluar si estamos avanzando o retrocediendo, de otra forma, todo da lo mismo.
- El segundo pilar es la capacidad de concentración. Cuando andamos preocupados se nos disparan muchos pensamientos automáticos involuntarios, donde nos lamentamos de algo y sentimos culpa, o nos anticipamos mucho a las cosas malas que nos pueden pasar y sentimos ansiedad. Esos pensamientos invaden la conciencia y son difíciles de silenciar, lo cual es desgastante. Cuando entrenamos la concentración ganamos el músculo mental para poder silenciar esos pensamientos involuntarios que nos atormentan, permitiéndonos enfocarnos en las cosas que queremos sacar adelante. Cuando andamos volados divagando en las musarañas, experimentamos más emociones negativas que cuando estamos enfocados en nuestro trabajo, conversaciones, o actividades recreativas. Y es que experimentamos más recompensa cuando finalizamos tareas que cuando añoramos algo. La acción nos trae más realización que imaginar cosas bonitas. Y para sacar adelante nuestro proyecto de vida, necesitamos enfocarnos.
- El tercer pilar son las relaciones significativas con los demás. Somos seres profundamente sociales, y el sentido de pertenencia a una familia, grupo social, o cultura, nos ancla en la realidad. La soledad y el aislamiento nos marchitan. Las personas solitarias tienen 2 a 3 veces más chances de morir antes de llegar a la ancianidad que las personas que se sienten conectadas. Asimismo, las personas que se sienten aisladas son considerablemente más propensas a desarrollar adicciones, esquizofrenia, ansiedad, depresión y desórdenes alimenticios que las personas que se sienten acompañadas. Finalmente, las personas conectadas se enferman menos, viven más, y se sanan más rápido de enfermedades físicas o mentales que las personas solitarias. Por eso es importante cultivar nuestros vínculos familiares y amicales, pues cuando experimentamos conexión, liberamos hormonas como la oxitocina y vasopresina, que contrarrestan la actividad de la hormona del estrés (el cortisol), y nos hacen sentir calma y seguridad psicológica. La conexión afectiva nos hace más fuertes para combatir las dificultades de la vida. También debemos trabajar para resolver nuestros conflictos, porque cuando guardamos resentimientos nos avinagramos y nos enfermamos física y mentalmente. Es muy importante trabajar en el perdón para pasar la página de conflictos del pasado y ser dueños de nuestro destino. También es necesario poner límites y distancia en las relaciones tóxicas, pues éstas nos terminan enfermando.
- El cuarto pilar es la salud biológica. Si dormimos bien, nos alimentamos bien, y hacemos ejercicio, podemos eliminar un 30-40% de nuestros pensamientos y emociones negativas. La energía mental se basa en la energía biológica, y si andamos desgastados o desordenados en lo físico, va a ser muy difícil conquistar buenos hábitos. Cuando andamos agotados es cuando más buscamos placeres inmediatos o cosas que nos estimulen, tales como el alcohol, el tabaco, las drogas, las apuestas, la pornografía, compras innecesarias, entre otras. Si a nuestro auto le ponemos mala gasolina y no lo usamos mucho, se malogra. Lo mismo es con nuestro cuerpo, si no descansa, no lo ejercitamos, o peor todavía, le ponemos mala gasolina, va a ser muy difícil que podamos vencer la ansiedad y depresión.
Espero este artículo ayude a identificar de dónde estamos cojeando en la salud mental, y qué remedios podemos poner en práctica para salir adelante.
Foto: https://www.npr.org/