Marcial Ortiz de Zevallos hace una crítica al proceso de decisión política y un análisis de cuándo podríamos recobrar el turismo en el Perú.
A veces me pregunto, en la soledad de mi escritorio, cuáles son los motivos por los que los políticos con cierta regularidad toman tan malas decisiones. ¿Será que se equivocan adrede por algún tipo de provecho personal? ¿Será que simplemente en el afán de hacer algo rápido no piensan? ¿Será por incapacidad mental y de raciocinio? ¿O tal vez será una combinación ponderada de todas las anteriores? ¡¿Qué nos pasa?!
Y si de malas decisiones se trata, antes de año nuevo nos lanzaron una perlita más. Horas antes del 31 de diciembre el gabinete en pleno salió en vivo a sustentar su nueva estrategia para combatir el imparable avance de la variante Omicron. Al verlos me dije, parecen personas sensatas, tal vez lo que digan será importante. Ojalá los embajadores de Estados Unidos o Alemania los vean y tomen nota: qué orgullo sería que nos emulen en Washington o Berlín. Y mientras pensaba esto, iba saliendo de sus bocas…que las playas iban a ser cerradas en año nuevo para el disfrute público. Un absurdo más.
Por si fuera poco, fue un perfecto petardo por debajo de la línea de flotación al turismo del norte del Perú. Y me dije a mi mismo, ¿qué creen estás personas? ¿Qué quieren? ¿Querrán exterminar cualquier vestigio del sector turismo peruano? Como si la gente no se fuera a reunir ahora en el peor escenario posible: en espacios cerrados y tugurizados, en cantinas sin ventilación e improvisados bares caseros.
Pero la verdad es que ya ni sé de qué me asombro. Pienso, Marcial, pero si son los mismos burócratas que abren los Casinos para que los octogenarios, los más vulnerables, puedan sumergirse en nubes de estancados alientos por horas, mientras que con la otra mano bloquean la apertura de los colegios. Marcial, son los mismos que ponen toques de queda para que la gente se acumule en los paraderos y se apretujen en las combis antes de su inicio, son los mismos que les dan aforos mayores a los restaurantes que tienen más metraje y a los restaurantes chicos los penalizan por contagiar poco. ¿Qué me extraña? Si nuestros resultados son de los peores a nivel mundial.
Y entonces me digo, por el bien del turismo, ahora que ya comenzó el 2022, ojalá que nuestros gobernantes de turno no sigan tomando más decisiones, pues nos iría mejor. Yo creo que, si el sector turismo sigue sin derrotero, a la deriva y los políticos no se ponen creativos, debemos regresar a niveles del 2019 hacia finales del 2022, comienzos del 2023, en un año. Claro está que eso es condicionado a que no salgan virus mortales, desastres naturales o alguna cosa rara inesperada.
A pesar de que en el acumulado del 2021 terminaremos con menos del 10% de los arribos de extranjeros que se tuvieron en el 2019, el incremento del porcentaje mensual comparativo 2021/2019 crece mes a mes de manera importante. Si se sigue la tendencia, como se observa en el gráfico, deberíamos recuperarnos relativamente rápido. Ya en el mes de noviembre contábamos con 21% de los turistas que vinieron en el mismo mes del 2019.
Ahora, eso dependerá obviamente cómo Omicron afecta la curva. Por lo visto, Omicron golpeará los resultados en diciembre por la incertidumbre que ha creado, pero parece ser que no es tan grave como se pensaba, hasta hay algunos que piensan que es la “vacuna universal”. De hecho, ya muchos países están flexibilizando sus recientes medidas restrictivas. De probarse lo dicho, eso definitivamente abrirá los partidores para que la gente viaje pues hay un mar de personas que desean con vehemencia explorar el mundo luego de dos años de confinamiento parcial.
Es que, si no saben, hay un embalse mundial de deseo de viajar gigantesco. Según el estudio ‘International Vacation Confidence Index’, un estudio de Allianz Partners, por ejemplo, dice que el 38% de los encuestados Suizos tienen la intención de viajar al extranjero durante los meses de invierno del hemisferio norte. Así la gran parte de los encuestados, ciudadanos de países emisores de turistas hacia el Perú, están deseosos de visitar otros países en el siguiente trimestre.
Por lo expuesto considero que este año 2022 va a ser el del retorno del turismo con todas las externalidades positivas que tiene. ¿Hay políticas que podrían agilizar ese retorno?, yo creo que sí, pero el gran performance de nuestros tomadores de decisiones a quebrantado mi Fe. De todos modos, parece que lo peor ya pasó, el 2021 se ha cerrado y el 2022 empieza empinado, pero se ve la cima. Ojalá así sea y el turismo recobre la importancia económica, social, cultural y de bienestar en general que siempre ha dado y está llamado a seguir dando en todos los rincones del Perú y del mundo.
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