Uno de los grandes desafíos de la mayor parte de las economías de América Latina y particularmente del Perú es mejorar en forma significativa los niveles de productividad laboral.
Definimos la productividad laboral como la producción promedio de un trabajador en un período de tiempo, la cual puede ser expresada en valor (soles o dólares) o en volumen (cantidad de bienes o servicios). Entendida así, las remuneraciones deben reflejar esos niveles de productividad. Por esta razón el salario mínimo no debe subirse por una disposición del gobierno de turno ante una presión de la población sino por un aumento de la productividad que lo justifique.
Por ello, los esfuerzos por mejorar la educación a todo nivel en un país y la necesaria incorporación de herramientas tecnológicas en las actividades laborales resultan clave.
Un reporte del Banco Mundial que aborda el impacto de los emprendimientos dirigidos por mujeres en América Latina y el Caribe revela que la productividad podría incrementarse en 25% en el corto plazo si impulsamos decididamente esa capacidad emprendedora de las mujeres.
La participación de la mujer en el mercado laboral ha sido subiendo progresivamente en todo el mundo. América Latina, por supuesto, no ha sido la excepción. En países como Guatemala llega al 50%, mientras que en Perú o Uruguay ya supera el 80%.
En el Perú, el 42.0% de la Población Económicamente Activa (PEA) corresponde a mujeres. De ese total: 39.6% tienen un trabajo dependiente, 37.6% trabajan en forma independiente, 15.3% trabajan para algún familiar sin recibir una remuneración y 4.9% son trabajadoras del hogar.
Si lo miramos por actividad económica, 25.8% de estas mujeres trabaja en el sector Comercio, 20.8% en Agricultura, 8.4% en Manufactura, 1.8% en Transportes y Comunicaciones, 0.5% en Construcción, 0.3% en Pesca y Minería y 42.4% en otros servicios.
Al igual que pasa con el empleo en general, la informalidad laboral femenina es un problema importante y de larga data. En países como Perú, Bolivia y Guatemala el 83.0% de los empleos correspondientes a mujeres, son informales. Esto significa un problema latente al no contar con seguridad social ni un sistema de pensiones que las proteja.
Algunas diferencias a relevar entre las responsabilidades del hombre vs la mujer:
- Con respecto al trabajo dentro de casa, en América Latina, las mujeres contribuyen con el 73% mientras que los hombres con el 27% restante. Una enorme brecha considerando como referencia que en países desarrollados la contribución del hombre es significativamente superior: Suecia (44%), EEUU (38%), China (39%).
- El salario de la mujer suele entenderse como complementario al del hombre. Para un mismo cargo en una empresa o institución, el salario de la mujer es inferior en la gran mayoría de los casos.
- En los planes de sucesión de los negocios familiares, generalmente se refieren a los hombres. Las mujeres quedan excluidas o se les asigna tareas consultivas.
- Se siguen percibiendo algunas tareas/trabajos como que son mejor realizadas por hombres. Sin embargo, viene creciendo la proporción de mujeres estudiando carreras de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. Asimismo, cada vez hay más mujeres dedicadas a la investigación. En el Perú, 45% del total de investigadores son mujeres mientras que el promedio mundial es de 28%.
Los grandes retos que encaran las mujeres empresarias se pueden encuadrar en tres grandes conceptos:
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- DISCRIMINACIÓN
- ACCESO AL CRÉDITO
- BRECHA DIGITAL
No obstante, cada vez hay más casos de éxito de emprendimientos femeninos en América Latina, lo que nos hace pensar que progresivamente vamos a un ecosistema cada vez más equitativo.
En el Perú son muchísimos los ejemplos que podríamos destacar en diferentes escalas y sectores: Marina Bustamante (Renzo Costa), Yessica Flores (Kantaya), Jeannete Enmanuel (Santa Natura), Gabriela Fiorini (Restaurantes Punta Sal), Mónica Anavitarte (Talent Alliance), Yolanda Torriani (Addvalora-wmoller), Rochi Kahn (Rochi Kahn), Brunella Vitalino (BV pastelería), Verónica Velarde (SOI Systems, educación), Marta Varela (TIPS, moda), Roxana Castillo (ROXI Castillo), entre muchísimos más.
Estadísticamente, muchos portafolios de capitales ángeles revelan hoy en día que los emprendimientos liderados por mujeres obtienen mejores retornos y salidas más rápidas.