¿Un gobierno de izquierda destruye el turismo?

MARCIAL ORTIZ DE ZEVALLOS HACE UN ANALISIS DE LA SITUACION QUE EL SECTOR TURISMO PODRIA ATRAVESAR EN CASO SE INSTAURE UN GOBIERNO DE IZQUIERDA.

Últimamente, como es lógico, muchos me han preguntado si es que los gobiernos de izquierda pueden afectar al sector turismo. Todos están preocupados. A pesar del boom turístico global que se viene, los hoteleros están nerviosos y los que iban a invertir han puesto freno de mano.

Sin embargo, yo creo que no hay que ponerse nervioso específicamente por un gobierno de izquierda (por lo menos en lo que turismo se refiere). Me atrevería a decir que el turismo es uno de los sectores más blindados ante un gobierno de esas características. Y les explico por qué.

En primer lugar, tienen que entender que el turismo más relevante, ese que genera divisas, ese que genera una exportación de servicios, depende de la demanda externa, no de la interna. Entendido esto, ¿hay condiciones internas ligadas a las ideologías de los gobernantes que puedan afectar esa demanda foránea?

Yo creo que no. Pese a quien le pese, al turista promedio le importa un bledo si el presidente peruano es Ollanta Humala, PPK, Alan García, Keiko Fujimori o Pedro Castillo. No les importa si están en la cárcel, si van a estar, si están condenados, si son narcos, sin son rateros, brutos, si toman litio o si son genocidas. De hecho, cuando hablas con un extranjero muchas veces ni sabe quién es el presidente. Basta ver algunas cifras. Por ejemplo, durante el segundo gobierno de Alan García el arribo de turistas creció 34% mientras que en el de Ollanta Humala 33%. Casi lo mismo. ¿Acaso los turistas, prevenidos por el desastroso gobierno de izquierda que el Sr. García hizo en los 80´s, dejaron de venir? No. De hecho, el arribo de turistas internacionales al Perú ha crecido lo mismo que el promedio mundial desde hace décadas. Nada resaltante he de decir.

En segundo lugar, el sector turismo tiene muchas bondades que son apreciadas por todo el espectro de ideologías. Por eso es que tanto derecha como izquierda lo tienen a bien. Es un sector descentralizado, intensivo en capital humano, es un sector sin monopolios, y para colmo, tiene externalidades positivas como el intercambio cultural, de arte y de experiencias en general. Eso sin contar que enaltece el orgullo nacional. Yo me preocuparía más si estuviese en otros sectores la verdad.

En tercer lugar, algunos dirán que la izquierda, al ser perniciosa para las grandes empresas, podría afectar el turismo corporativo. Algo de razón podrían tener en este punto. A pesar de ello, a los que se dedican a este segmento yo les diría que un gobierno de izquierda es el menor de sus problemas. Ojo ahí.

Su mayor problema es el cambio de paradigmas en lo que respecta a los viajes de negocios. Los empleados de las grandes empresas no van a seguir viajando igual. Punto. Por ejemplo, Lloyds Banking Group ha dicho que bajará sus emisiones de carbón por viajes en más de 50%. ABN Amro ha anunciado lo mismo. Y podría seguir con la lista.  Así que a las personas que tienen concentradas sus inversiones en el segmento de negocios más bien les recomendaría que traten de replantearse sus visiones de largo plazo.

Ahora, tampoco todo es color de rosa con el turismo. Lo que puede hacer bajar el turismo, como ya se ha visto, son las crisis sanitarias graves (una pandemia obviamente), los desastres naturales, las grandes crisis económicas en los países emisores de turistas y, en tercer lugar, la inseguridad. De todas estas causas, yo diría que la peor es la cuarta. Como es lógico, la inseguridad extrema es la más complicada de resolver en la mayoría de casos.

En el gráfico precedente he querido escoger países que han pasado por gobiernos de izquierda y otros como Egipto y Colombia para poder analizar su crecimiento a lo largo del tiempo. Como se puede observar todos crecen casi al mismo ritmo independientemente de los gobiernos que tuvieron. Y lo más interesante es que casi todos crecen lo mismo en un largo periodo de aproximadamente 25 años. Entre 1995 y el 2019 el arribo de turistas se multiplicó entre 2 y 3 veces en la mayoría de países.

Sin embargo, como se aprecia, en el país cafetalero el turismo se vio afectado durante muchos años por temas de seguridad interna. Cuando Alvaro Uribe (2002-2010) empieza a mejorar la seguridad, el turismo automáticamente empieza a subir. Lo interesante es que la respuesta es casi inmediata pues los atractivos y la razones para viajar permanecen incólumes a lo largo del tiempo.

Egipto es otro ejemplo que vale la pena estudiar. Un destino cultural increíble por su gran legado, sufre cada vez que hay algún problema de seguridad. Es evidente. Nadie va a querer arriesgar su vida por ver un legado que tiene miles de años. Es una decisión totalmente lógica. Vas a verlo cuando no tienes riesgos. En el mundo hay otros atractivos que ver.

Ahora, algunos querrán saber si es que los países considerados más de derecha crecen más. Acá les presento una muestra de ellos. Como ven, otra vez la variable seguridad es la que importa. Israel lo demuestra. Estos países, que podríamos considerar de derecha, han recibido entre 1.5 y 2.5 más arribos de extranjeros en el 2019 de lo que recibían en 1995.

Con ello no canten victoria los simpatizantes de los gobiernos más “zurdos”. Tener menos crecimiento interanual no significa que estés peor. Por lo menos a mi modo de ver las cosas. Lo que pasa es que en estos países de derecha que he escogido al azar, las bases son más altas que en los anteriores. Por ejemplo, en 1995 a Inglaterra y Alemania iban 24 millones y 15 millones de extranjeros respectivamente. Sólo Alemania recibía más turistas que todos los países latinos juntos que he muestreado.

Por todo lo expuesto creo que el problema no es si el gobierno entrante es de izquierda, de derecha, populista, o algo por el estilo. Ningún turista va dejar de comprar su ticket hacia el Perú si es que nuestro presidente es comunista o fascista. El problema sería que la inseguridad ciudadana crezca y el Perú caiga de tal forma que la gente no pueda salir sin temor de morir. Ese es el tema. Los turistas dejarían de venir por temor a su seguridad física, no por el tenor del gobierno de turno. Esto creo que absuelve la pregunta que siempre me plantean.

Pero tampoco hay que ser ingenuos, la incertidumbre da miedo. Y está bien. Aunque prefiero mirar un poco más lejos. Con ello no cegándose y más bien entender también que hay otros considerandos que podrían afectar la rentabilidad de las inversiones, a veces para bien y otras para mal, mas no el flujo turístico. Por ejemplo, el control de cambios, estatizaciones, prohibición de importaciones, entre otros requieren un análisis aparte. Todas medidas que van en contra de nuestra Constitución, por cierto.

La pregunta sería entonces, ¿si el gobierno instaura una economía fuera de lo que dicta nuestra Carta Magna, destruiría el turismo? Mi respuesta sería, por qué no ven los casos específicos de Argentina y Bolivia sólo para tener una idea. Ellos han hecho control de cambio, han estatizado, han prohibido flujos de dinero, etc. y siguen recibiendo turistas.

En conclusión, creo que queda claro que lo que destruye el turismo es la inseguridad. La única fuerza capaz de matar el deseo de viajar a un destino que cuenta con atractivos, es el temor a morir. Y nuestro pobre Perú ya sufrió este flagelo a fines de los 80´s y comienzos de los 90´s. Cuando el terror asolaba las calles de nuestras ciudades. Ojalá, sea quien sea el que gobierne el Perú, no permita que la inseguridad cunda pues es lo único que puede detener momentáneamente la recuperación de este bondadoso sector que, a pesar de una pandemia sin precedentes y teniendo a todas las familias peruanas de luto, ya empieza a ver la luz al final del túnel.

Marcial Ortiz de Zevallos
Marcial Ortiz de Zevallos
Economista y empresario. Siempre está listo para un buen intercambio de ideas. Algunas de las cuales ha plasmado en distintos medios en Perú y el extranjero. En su periplo hasta la fecha ha vivido y trabajado en Perú y USA. Asimismo, ha pasado por las aulas de las Universidades Del Pacífico, Cornell y Yokohama.

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