Creo que nadie puede dudar de la buena voluntad de nuestros gobernantes ni del esfuerzo que están llevando a cabo. Ni siquiera provoca dudar, pues, al salir en la televisión a menudo y decir que, a pesar de nuestra pobreza, a pesar de nuestra irresponsabilidad, a pesar del gusto que tenemos por abrazar a los demás, estamos mejor que países de primer mundo, se ha generado un ambiente de empatía mutua del cual resulta difícil tomar distancia.
Sin embargo, hay situaciones en que hacer un zoom out es urgente, primordial. Hay situaciones en las que la buena fé y el esfuerzo no bastan, no alcanzan, no son suficientes. Lo que está en juego son vidas humanas. Esto no es broma. Entonces la pregunta es, si analizas las cifras ¿estamos tan bien como dicen?
La respuesta es que no sólo estamos mal, si no que pésimo. A pesar de que el gobierno ha tomado probablemente las medidas más draconianas de occidente para contrarrestar la epidemia, medidas que nos llevarán a la peor crisis económica desde la guerra del Pacífico, no han dado resultado. Más bien pareciera que el virus se pasea campante entre nosotros haciendo lo que sabe hacer y no le dejan hacer en otros países; matar a sus huéspedes y propagarse. Sino miren estos gráficos:

Estas son las cifras reales, no las que nos dan a medio día. Según cifras de un artículo de la BBC publicado hace poco, el Perú tenía un subregistro de 14,287 fallecidos por COVID19 hasta el 31 de mayo. Es decir, 14,287 personas muertas en exceso al promedio de los años anteriores de las que no se sabe exactamente la razón del deceso, pero se asume, obviamente, que murieron debido a haber contraído el Coronavirus que nos azota. Estos subregistros son escandalosamente altos. Es algo realmente preocupante. Las autoridades, gremios, personalidades públicas y demás debemos exigir que se sinceren las cifras.
Es un insulto a la inteligencia de todos los peruanos, de izquierda y de derecha, de cualquier afiliación, de cualquier género, escuchar decir que los fallecidos son una fracción de los reales. Como si la vida de los que no cuentan los peritos del MINSA valieran menos que el papel donde alguien podría escribir sus nombres. Esto es una burla. Una burla que viene durando más de 100 días y ningún funcionario se hace responsable. Todos mantienen sus puestos, apacibles, tranquilos, pues son los únicos que reciben cheques con fondos financiados por el esfuerzo de todos, inclusive de los fallecidos.
Puestos por cierto que parecen de piedra. Señores, tenemos uno de los peores resultados del mundo. Olvídense del número de contagios, hay países que ni siquiera hacen pruebas o las hacen muy poco. Lo que se debe medir es el número de fallecidos por cada 100,000 personas incluyendo, obviamente, los subregistros. Esa es la vara con la que se tiene que medir el desempeño de los distintos países. NO hay otra vara que sea real. Las demás son artilugios matemáticos engañosos. Lo que no miente es a cuántas personas vamos enterrando en cada nación. Y en el Perú esa cifra es dramática. El Perú ya superó a Francia, ya hay más de 30,000 fallecidos, casi la mitad de las víctimas que fallecieron por el terrorismo.
Creo que ha llegado la hora de un cambio. Creo, como muchos otros, que hay que cambiar de gabinete y que se convoque a la empresa privada y a las mentes más brillantes para hallar soluciones que minimicen el número de muertos, sinceren las cifras, den un contrapeso adecuado al populismo del Congreso de la República y nos hagan salir de la crisis económica sin paralelo en la que estamos. Por ejemplo, ¿qué esperan para implementar el sistema de rastreo digital? Con un simple aplicativo que hay en el mercado se puede rastrear el Covid19, esta medida ha sido implementada en muchos países. ¿Por qué no la implementan? Ya pasaron más de 100 días. ¿O será que no quieren que las cifras reales salgan a la luz? ¿Ya están viendo la logística para comprar las vacunas que van a salir en setiembre/octubre? Los países están haciendo cola. ¿Qué esperamos? Si no nos apuramos nos corremos el riesgo no sólo de que algún desastre natural nos termine de hundir, si no que la pobreza termine de hacer lo que el virus no va a poder y las injusticias hagan pagar como siempre, todo, a los más pobres. Puede ser que la voluntad sea buena, puede ser que el esfuerzo sea inconmensurable, pero las cifras no engañan. Recuerden, de buenas intenciones está pavimentado el camino al infierno.
Foto: nobbot.com
Gráficos: Elaboración propia