China restringe las compras de camarón ecuatoriano tras encontrar coronavirus en el embalaje

La prohibición afecta a la mercancía exportada por tres de las empresas más grandes del país desde marzo. El Gobierno de Lenín Moreno busca la fórmula para reabrir el mercado asiático

Nadie en Ecuador quiere poner adjetivos a la decisión de China de vetar las importaciones de camarón tras hallar restos de coronavirus en envíos de tres de las empresas más importantes del sector. La intensa relación comercial y la fraternidad política entre ambos países-China es uno de los principales financistas de Ecuador- añaden contexto a la súbita prohibición, que impacta a las arcas del Estado y a la reputación su segunda industria más importante. Pero el énfasis que las autoridades y, sobre todo, los representantes de las empresas afectadas ponen a la hora de matizar el hallazgo de China deja ver la disconformidad con la restricción.

El veto se hizo oficial el viernes pasado y, desde entonces, el Gobierno de Lenín Moreno está en conversaciones con Pekín para buscar la fórmula que permita reabrir el mercado chino. China suspendió las importaciones de tres establecimientos, pertenecientes a Industrial Pesquera Santa Priscila, Empacreci y Edpacif. Adujo que había encontrado rastros de coronavirus en seis muestras: una tomada en la pared interna del contenedor y el resto en las cajas de cartón externas que agrupan los paquetes más pequeños, según precisó el ministro de Producción ecuatoriano, Iván Ontaneda, en un comunicado el mismo día del anuncio. “Los expertos de la autoridad china consideraron que el resultado de la detección no significaba que fuera contagioso”, aclaró el ministro.

El sector privado y los representantes de ambos países trabajan ahora en un protocolo que eleve las medidas de bioseguridad que ya se aplicaban en la cadena de exportación. Desde Ecuador se hace hincapié en varias precisiones, para evitar un daño aún mayor a una reputación que ya se ha visto desgastada. Es decir, que dieron positivas seis de las 227.934 muestras tomadas en el puerto chino; que el rastro de coronavirus estaba en un estado no contagioso, que se encontró en el embalaje exterior y no en las cajas de presentación ni mucho menos en el marisco; que la mercadería que sale de Ecuador hacia China tarda entre 30 y 40 días en llegar a destino a una temperatura de 20 grados bajo cero; y que organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) o la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA) estadounidense han dejado claro que la covid-19 no se transmite por la ingesta de alimentos. De ahí, que haya una impresión generalizada en el sector de que la sanción china ha sido desproporcionada.

Ecuador ha iniciado un proceso de auditoría para establecer medidas adicionales de control, que serán acordadas con China. Marcelo Vélez, presidente y gerente de comercio exterior de Edpacif, una de las compañías afectadas, insiste en que el “hecho de que ninguna de las miles de muestras que se tomaron en las cajas con las que está en contacto el producto o en el camarón mismo haya dado positivo demuestra que los protocolos actuales funcionan”. En esos positivos del embalaje, precisa, “entra en juego todo el proceso de comercio exterior”. Es decir, está fuera de su alcance.

Vélez y el presidente del gremio camaronero, Jose Antonio Camposano, defienden argumentos similares y reconocen el impacto en la reputación de la industria. “Las tres empresas envían a China el 27% de las exportaciones de camarón de Ecuador a ese país”, dimensiona Camposano. Son la primera, sexta y octava compañías más grandes del sector y el comercio con el gigante asiático mueve más 2.000 millones de dólares. “El daño reputacional es terrible”, lamenta el líder del gremio que calcula en un 20 % la caída que esto representará en la producción y exportación.

No solo están paradas los envíos de esos tres establecimientos, explica, sino que China está haciendo un repaso de todo el producto comercializado allí desde el 12 de marzo, cuando Lenín Moreno declaró el estado de emergencia por coronavirus en todo el territorio. “Eso significa que nuestros distribuidores tienen que mantener en bodega el producto hasta que China vuelva a autorizar su comercialización y si ya lo vendieron a supermercados, deben ir a retirarlo”, explica Vélez.

En los próximos días, el sector espera superar el problema con China, pero ninguno de los dos empresarios descarta que puedan saltar nuevas alarmas. A los dos también les vienen a la memoria las restricciones que las autoridades aduaneras ya han impuesto al salmón a nivel global o a la industria cárnica en Brasil. Al preguntar si esta prohibición beneficia a los productores chinos de marisco, Camposano solo indica que si hay menos camarón de fuera en el mercado, los precios -que ya venían bajando- suben. “Nosotros no calificamos, que la ciudadanía saque sus conclusiones”, dice.

Fuente: El País

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