Pancho Fierro, famoso personaje limeño, pintaba hermosas acuarelas en el siglo XIX acerca de la vida cotidiana. Pintaba con una sensibilidad artística única a anticucheros, vendedores de agua, de leña, mercachifles, costureros, doctores, jardineros, y un sinfín de personas que integraban nuestra sociedad de entonces. Hasta ahí lo destacable es su labor de artista, de cronista, pero si lo ves desde otro ángulo, desde otra perspectiva, lo raro y triste es que si se levantara de la tumba vería que, luego de dos siglos, sus personajes, con oficios informales, cosa normal en esa época, no sólo siguen ejerciendo sin pagar impuestos si no que se han multiplicado de manera grotesca a diferencia de lo que sucede en todo el mundo donde la informalidad es reducida.
En el Perú de hoy cerca del 70% de las personas no tributan y viven en una economía informal, al margen de la ley y eso nos ha hundido en el desorden y el caos. Imagínense, este gobierno no tiene ni la facultad de ubicarnos pues somos tan informales que son pocos los que registran su real dirección en el Registro Nacional de Identidad. Prueba de ello es que ni han podido entregar los famosos bonos Universales prometidos de ayuda humanitaria de manera eficiente. Somos un país de fantasmas de carne y hueso, un país de “vivos” sin futuro, un futuro negado si seguimos así y no ponemos fin a uno de los mayores problemas nacionales: el ser informal.
¿Por qué? ¿Es que acaso no han visto los resultados de la Pandemia? Tenemos los peores resultados globales tanto económicos como en número de fallecidos. No hemos podido ni siquiera abastecer de oxígeno a nuestros hermanos. Un elemento que abunda en la atmosfera y que su obtención carece de misterio y mayor ciencia. Y eso es consecuencia de lo que somos, de nuestra informalidad, de nuestra corrupción. De nuestros gobernantes sin ideas, del mercantilismo empresarial y de la disque ciudadanía. Debemos aceptarlo si queremos mejorar. No hay cura sin un diagnóstico acertado, no hay perdón sin un propósito de enmienda.
Diagnóstico que a la luz de cualquier persona imparcial diría que somos combis asesinas sin licencia, mototaxis sin frenos, discotecas clandestinas, somos Odebrecht, somos doctores que cobran en efectivo por lo bajo, ventas de facturas, somos Azángaro al costado del Poder Judicial, pintores de fachadas en efectivo, mercados enteros con contrabando, pueblos buitres que se dedican a la minería informal y destruyen la ecología, abogados que venden sentencias, curanderos sin escrúpulos, lavadores de carros, ambulantes y un largo etcétera con el que se podría llenar un libro. Todos interactuando sin pagar impuestos, corrompiendo y siendo corrompidos, felices, jactándose de su astucia cortoplacista. Y mientras tanto no hay salud, no hay pistas, no hay agua, no hay desagüe, no hay luz, ni justicia. La informalidad hace que seamos la receta perfecta para el desastre.
Desastres que están a la vuelta de la esquina. Creo que, si no queremos tener 1 millón de muertos cuando tengamos un terremoto en Lima de 8 grados o varias decenas de miles de fallecidos si el epicentro es en otra ciudad, tenemos que formalizar la economía. En un desastre de esas características ni siquiera vamos a saber qué hacer para restablecer el agua potable, qué hacer para rescatar a nuestros sepultados por los escombros, no vamos a saber ni cómo abastecer de alimentos a la población y menos implementar una logística alimenticia y de salud de emergencia. Tienen que entender que la única forma de que evitemos un desastre que nos sepulte en la historia es formalizando a por lo menos 70% de los agentes económicos, aumentando la base tributaria e invirtiendo los ingresos generados por impuestos en infraestructura, educación, salud, y en todas las carencias que duermen en el olvido. Y si lo entienden se estarán preguntando, ¿qué hacemos entonces para formalizar la economía?
Yo creo que la pregunta es cómo hacemos para que empleadores, empleados y clientes sientan que es un beneficio tanto formalizar una empresa informal, trabajar en una empresa formal y comprar en una empresa que trabaje bajo el amparo de la ley respectivamente. Si se logra hacer eso, poco a poco el Perú mejorará, si no, estamos condenados a seguir sufriendo y seguir construyendo en causes de huaycos, quebradas lujosas, al borde del acantilado y peleándonos revolcándonos en nuestras miserias.
En este sentido, varios columnistas de SinEDITOR han planteado algunas medidas. Acá les planteo otras adicionales que me parecen relevantes. Es hora de que todos sumen con ideas y con discusiones constructivas para que rápidamente reconstruyamos este país que carece de unión y de visión al futuro.
Y he aquí mis propuestas:
- Crear el Fondo MiNegocioFormal. Este sería un fondo que garantice los préstamos a mediano plazo de las Pymes formales. Esta garantía debería ser de casi 100%, algo así como el Reactiva Perú, para que los bancos no tengan excusas y puedan colocar los préstamos. Sin embargo, esta idea no contempla un ticket gratis. Creo que es importante pedir un colateral para acceder al préstamo, pero eso sí, dar mucho mejores condiciones que el Reactiva Perú que, dicho sea de paso, y sin temor a equivocarme, tendrá altísimas tasas de morosidad y de no pago. ¿En qué tipo de condiciones estoy pensando? Fácil de hacer: tasas de menos de 10%, pero con un periodo de amortización largo. No hacer estos préstamos amortizados a 2 años, si no a 7 o 10 o 15 años. Se les podría pedir un bien inmueble como colateral o algo por el estilo, pero lo que no se puede hacer es cobrarles las tasas que se les cobra usualmente ni asfixiarlos con tiempos de repago cortos porque es ponerles una soga al cuello. Los montos que se tienen que pagar al mes son impagables. Y les hago un ejercicio para que entiendan. Una empresa formal pequeña que factura unos 40,000 soles al mes, ¿cuánto tiene de utilidad? Digamos que 20%, es decir 8,000 soles al mes. Si esta empresa necesita 150,000 soles para crecer y les cobran una tasa de interés de 20% anual y lo obligan a pagar en 2 años (un préstamo muy típico de capital de trabajo) ¿Qué es lo que están haciendo? Básicamente matando a esa empresa. ¿Qué sucede? La empresa debería pagar cerca de los 8,000 soles al mes. Toda su utilidad se desvanece. El empresario que decide invertir tendría que trabajar para pagar el préstamo por dos años y no tendría ni con qué comer. En cambio, si sólo aumentaras el periodo de repago a 10 años, el empresario tendría que pagar menos de 2,000 soles al mes. Tendría para pagar holgadamente, para vivir y el banco ganaría un spread interesante igual. El mejor de los mundos porque inclusive seguro que su negocio creará más riqueza. Esta propuesta creo que haría que muchas empresas pequeñas informales se sientan incentivadas a formalizarse para obtener el beneficio. Nadie pide que se regale plata, simplemente podría ser algo así como el Fondo MiVivienda que tiene un éxito reconocido.
- Crear un seguro de desempleo, así como se hace en muchos países, inclusive de la región. Es un seguro que se da sólo al sector formal cuando pierde el trabajo. Dicho seguro debería pagar un salario mínimo al empleado por decir 6 meses luego de perder un empleo. ¿Cómo se financia? Yo diría que tiene que ser un financiamiento mixto, un impuesto pequeño a los mismos empleados que se deposita en un Fondo Solidario y el resto tendría que ser subsidiado por el gobierno en caso se necesite. Se deben hacer los cálculos y el análisis fino, pero si todos aportan, no veo por qué no se podría. Se hace en todo el mundo con buenos resultados. Me parece que eso incentivaría a la formalización de muchos negocios pues primero los empleadores y empleados sentirían que el Estado retribuye en alguna medida su sacrificio de pagar impuestos y, por otro lado, los mejores empleados presionarían a los empleadores a formalizarse. Los negocios con los mejores trabajadores siempre son los más competitivos y un emprendedor siempre va a preferir formalizarse para poder competir de mejor manera.
- Bajar el IGV. Como dicen algunos, mientras tengamos este IGV de 18% nunca nos vamos a poder formalizar como economía. Pareciera que nuestros funcionarios públicos, a pesar de que la mayoría tiene sus oficinas en el centro de Lima, nunca hubieran ido a comprar algo por ahí. Lo primero que te dicen en las tiendas es que si quieres con IGV o sin IGV. ¿Por qué? Porque es una cifra muy alta con un fuerte incentivo a evadirla. Si alguien compra una TV por 500 soles, sin IGV se la venden por casi 400 pues muchas veces es un producto de contrabando. ¿Quién paga los 500? Muy pocos a pesar de la falta de garantía. Si se bajara el IGV muchas personas preferirían comprar en empresas formales para tener un respaldo con lo que aumenta la recaudación y se convierte en un círculo virtuoso. Algunos dirán que mejor frenemos el contrabando, pero no pidamos peras al olmo. Hay que conocernos un poco mejor. No podemos controlar a los colectivos en la Avenida Arequipa, ¿vamos a poder controlar el contrabando? No lo creo.
Bueno pues, espero que otros se sumen con ideas y planteamientos. En la discusión está la riqueza, pero tampoco en discusiones eternas, eso más bien lleva a la pobreza. Es hora de que el gobierno y nuestros políticos pongan manos a la obra y que se cambie la estructura de este país. Si no lo hacemos nuestros hijos y nietos sufrirán posiblemente mucho más de lo que nosotros hemos y seguimos sufriendo por la indolencia de los políticos, los empresarios, los investigadores y demás eruditos que nos han postrado ante el embate de los sucesos difíciles que históricamente se deben afrontar. Ha llegado la hora de formalizar o morir.